Una de las mayores preocupaciones que le asaltan al deportista es el apartado de la Recuperación, y cuál es la técnica más adecuada para acelerar el proceso y así poder estar disponible para una nueva competición, sesión o carga de trabajo.
En el deporte profesional, se ha extendido ya la técnica de la Crioterapia, es decir el tratamiento con frío como el principal medio recuperador y rehabilitador a su disposición.
El origen de esta técnica, al parecer se sitúa en Japón en torno a los años 80, y de ahí se ha ido extendiendo progresivamente por el resto del planeta.
Tipos de tratamiento: Existen, entre otros, 2 tipos de sesiones como recuperadores principalmente.
La inmersión en pozo frío
Se trata de sumergir (generalmente el tren inferior) aquella parte del organismo a recuperar, en una piscina o tanque con agua “helada” a una temperatura aproximada de 12º.
El efecto que se consigue es inmediato y la sensación de bienestar y ligereza es espectacular. Sus efectos son tanto oxigenantes como anestésicos, y los deportistas de alto nivel lo agradecen de especial manera e incluso llega a crearles una especie de “adicción”.
El tiempo de inmersión va a depender primero de lo acostumbrado que se esté a la terapia (inicialmente los tiempos han de ser más cortos), pero una referencia puede estar en torno a una inmersión de 3 minutos, repetida en 2 ó 3 ocasiones.Conforme el deportista se va acostumbrando a estas sesiones, se puede incrementar tanto el tiempo de inmersión ligeramente, como sobre todo el número de exposiciones
La criosauna
Se trata, en este caso, de aplicación de frío seco en cabinas heladas en las que el organismo está sometido a exposiciones a temperaturas extremadamente frías que vienen a oscilar entre los 100º negativos y llegando hasta los – 200º. En esta técnica el tiempo de exposición se sitúa en torno a los 2-3 minutos, también dependiendo de lo acostumbrado que se esté a la técnica.
En esta terapia, es el Nitrógeno Helado el encargado de situar al organismo a temperaturas de exposición tan extremas.La ventaja de este tratamiento frente a la inmersión en pozo frío, es que la sensación térmica de frío no es tan intensa.
- Disminuye la sensación de dolor propio del post-entreno o post-competición.
- Activa al sistema inmunológico.
- Mejora la condición de la piel.
- Consume calorías en muy poco espacio de tiempo.
- Activa y acelera los procesos metabólicos.
- Incrementa la oxigenación de la zona tratada.
En el caso de las cabinas de nitrógeno, es posible que en tu localidad no haya disponible ningún centro con este tipo de instalaciones, pero en el caso de los pozos fríos, en muchas instalaciones deportivas ya cuentan con servicios de este tipo.De no ser así, puedes preparar tu bañera con agua y unas bolsas de hielo, controlando la temperatura con un termómetro, y efectuando la inmersión en el momento que alcance la temperatura de 12º.